Hasta la fecha, Raphaël Géminiani es el único ciclista que ha logrado terminar entre los diez primeros de las tres grandes vueltas en el mismo año. Ahora, con más de 90 años, es uno de los últimos miembros con vida de una icónica casta de ciclistas que iluminaron la época dorada del ciclismo. Criado con las leyendas de las carreras de los años 20, mientras montaba ruedas en la tienda de bicis de su padre, Géminiani participó en no menos de cincuenta Tours de France, compitiendo primero como corredor contra ciclistas como Coppi, Bartali o Gaul, y después como director deportivo llevando a Anquetil, Simpson, Merckx y muchos otros. El último título de la célebre autora ciclista Isabel Best, “Raincoats are for Tourists” (Los impermeables son para turistas) recurre a multitud de recuerdos de las décadas de Géminiani en el pelotón. Desde las carreteras sin asfaltar y etapas interminables en la época de posguerra, hasta la aparición de los pedales automáticos y las ruedas lenticulares en los 80, contar la carrera de Géminiani es relatar a historia del ciclismo moderno. ¿Y quién mejor para contar la historia que el hombre que estaba siempre en el meollo?