Conoce al Guepardo

Una colección en honor al Campeón Nacional de EEUU y medallista Olímpico, Nelson Vails.

24 April 2019

Ve competir a Nelson Vails en las Olimpiadas LA ‘84 y entenderás muy pronto por qué. El poder depredador de Vails - criado en la jungla de asfalto como mensajero, donde nunca falló ninguna entrega - vio cómo lograba la plata, resplandeciente de rojo, blanco y azul. Pero todo empezó en New York City.

“He hecho tantos kilómetros en Central Park, innumerables kilómetros dando vueltas,” dice Vails. “Hay una buena cuesta en la 110th Street. Cuando era pequeño tenía que subirla andando, hasta que fui lo suficientemente fuerte. Entonces te gradúas.”

Así que no fue un éxito imprevisto de la noche a la mañana, si no una cuestión de tiempo y trabajo duro.

“Nunca pensaba en lo lejos que iba a ir cuando empecé con la bici,” dice Vails cuando nos encontramos con él en Central Park, su antiguo lugar de entrenamientos. “Solía ir tan fuerte y tan lejos de la ciudad que tenía que subir a un taxi para volver a casa. Esto es mucho antes de la nutrición. Tío, probablemente haría unos 125 kilómetros con un bidón de agua y sin nada de comida. Ya sabes, quiero decir hasta la extenuación, lo que hoy llaman pillar una pájara. Esa palabra no existía. Simplemente me quedaba sin fuerzas. Mi madre tenía que ir a buscarme para pagar el taxi,” dice Vails riendo. “Tenía que estar muy cabreada.”

“Era un mago con una varita mágica, simplemente no sabía cómo usarla.”

Pero eso no significaba que Vails no supiese que tenía lo que hacía falta - más bien al contrario. “Era un mago con una varita mágica, simplemente no sabía cómo usarla. Podía estar ahí, ir rápido, seguir al más fuerte del grupo de Central Park. Pero no era parte de ningún equipo.”

En aquel entonces, el ciclismo en los Estados Unidos no tenía el caché de hoy en día. Esto era mucho antes de Lance Armstrong. Greg Lemond todavía no había puesto el ciclismo en el mapa para los Americanos. Todo esto estaba aún por llegar.

Y Vails creció en Harlem, uno de los barrios más pobres de New York. Aunque las probabilidades iban en su contra, su manera de ir en bici llamó la atención del dueño de una tienda de bicis Toga cercana, Lenny Preheim, que vio algo en el joven.

“El Team Toga Tempo era el equipo ciclista número uno de New York City,” dice Vails. “Teníamos ropa de equipo, bicis de equipo. La gente se burlaba, pero eso era envidia, tío. Como los equipos pro de hoy en día, con todas las bicis alineadas fuera del autobús. Teníamos las nuestras alineadas en la furgoneta, hace treinta años.”

También fue Preheim quien ayudó a Vails a encontrar trabajo como bicimensajero.

“Lenny me coniguió un trabajo de bicimensajero en la época de máximo apogeo. De ese modo podía ir en [piñón fijo], aprendiendo a pedalear. El trabajo era una herramienta de entrenamiento para convertirme en ciclista de competición.”

Para quienes no conozcan la obra de Kevin Bacon, Vails apareció más tarde como bicimensajero en la película Quicksilver, echándole una carrera a un taxi amarillo en el que iba la estrella de Hollywood. El aspecto depredador de El Guepardo se muestra en todo su esplendor en esos breves momentos de la película, jugando con su presa mientras atraviesan la ciudad, ofreciendo una visión poco frecuente de su vida como mensajero.

“Sí, era peligroso, pero soy habilidoso. Lo veo todo. Estás en el bordillo y paras un taxi, eso cambia el flujo del tráfico,” dice Vails, dando a entender una capacidad de atención que le beneficiaría también en la pista. “Yo, siempre estoy atento. Eso es lo que me mantiene vivo.”

“Aunque la película se estrenó después, mostraba una habilidad que se ha creado para el éxito sobre dos ruedas. Sólo era cuestión de tiempo que a El Guepardo se le quedara pequeña la ciudad. Como campeón de esprint del Estado de New York, fue llamado para competir a nivel nacional.

“Era un gallo, tío. Era un bravucón para cualquiera a quien me enfrentara. Todo fluía a mi favor.”

“Imagínatelo, un chaval de Harlem compitiendo los Campeonatos Nacionales,” dice Vails, un desconocido para sus rivales. “Me subestimaron. Gané mis dos primeras tandas e hice un record de la pista. Ese es el rollo guepardo. Antes de que te dieras cuenta, ya me había ido.”

Con el trabajo duro dando sus frutos, poder vestirse con las barras y estrellas antes de los Juegos Olímpicos fue un gran momento para el joven de 24 años.

“Era como un traje de Supermán, ya sabes. Ves a los pros en los pósters o en la tele en los Campeonatos del Mundo y llevan el maillot de su país con el culotte de su patrocinadores... así me sentía yo. Aproveché para trabajar con esa inercia. Trabajé de cerca con el equipo de entrenamiento para tener éxito corriendo con mi bici, siendo inteligente, con precisión. Iba a dar lo mejor de mí.”

Todavía puedes ver la semifinal en internet, y es un espectáculo apasionante. Los dos ciclistas se paran en la última curva, Vails subiendo la bici a saltitos hasta arriba del peralte, esperando para lanzarse. Todas esas largas rutas lejos de la ciudad, entrenando y compitiendo en Central Park con los colores verde y amarillo del Team Toga, ha llevado a Vails a este momento. El emocionante desenlace de su carrera con Faye hace que el final se sienta casi como una decepción. Pero quizás no importe.

“Ahora, nadie se acuerda ni siquiera de quién ganó el oro,” dice Vails. El Guepardo, habiendo sido la sensación en Quicksilver, fue la sensación con la plata.